Los Factores Curativos de la Terapia de Grupo

Sigo el texto de Irvin Yalom (“Teoría y práctica de la Psicoterapia de grupo” México 75, edición agotada) de forma resumida al detallar los factores terapéuticos de la terapia de grupo.

 

INFUNDIR ESPERANZA

Infundir y mantener la esperanza es crítico en todas las psicoterapias y también en la terapia de grupo. No sólo se necesita la esperanza para mantener al paciente en la terapia mientras otros factores curativos pueden surtir efecto, sino que la fe en un tipo de tratamiento puede ser en sí terapéuticamente eficaz. Varias investigaciones han demostrado que la existencia, antes de la terapia, de una elevada esperanza de recibir ayuda, está significativamente relacionada con el resultado positivo de la misma. También se puede considerar el gran número de datos que documentan la eficacia de la curación por la fe y el tratamiento por medio de placebos, las terapias en las que muchos tienen que ver tanto la esperanza como la convicción.

En los grupos de terapia invariablemente hay individuos que están en diferentes puntos de su proceso hacia la mejoria. Los pacientes tienen un contacto permanente con los miembros del grupo que han mejorado en éste. También con frecuencia encuentran pacientes que han tenido problemas muy similares a los suyos y que se han enfrentado a éstos más eficazmente. Hadden, en su descripción de la terapia de grupo para homosexuales, afirma que por estas razones debe haber pacientes en el grupo en varias etapas de mejoría. A menudo he escuchado decir a los pacientes al final de su terapia que había sido muy importante para ellos haber observado mejoría en los otros. Los terapeutas de grupo de ninguna manera deben olvidar usar este factor, llamando periódicamente la atención sobre la mejoría que han logrado los miembros. Los mismos participantes del grupo terapéutico a menudo ofrecen testimonios espontáneos cuando nuevos miembros, no convencidos, entran en la terapia de grupo.

No es menos importante que el terapeuta crea en sí mismo y en la eficacia de su grupo. Estoy convencido de que puedo ayudar a cualquier paciente que acuda a la terapia y permanezca en el grupo por lo menos seis meses. En mis primeras reuniones con cada paciente le comunico mi convicción e intento de infundirle mi optimismo.

LA UNIVERSALIDAD

Muchos pacientes entran a la terapia con el inquietante pensamiento de que son únicos en su desgracia, que sólo ellos tienen ciertos problemas, ideas, impulsos y fantasías aterradores o inaceptables. A muchos pacientes les agobia un material que por lo general es inconsciente. Su sentimiento de singularidad a menudo se ve vigorizado por su aislamiento social; debido a que con frecuencia los pacientes tienen dificultades interpersonales y carecen de la validación consensual franca y sincera de una relación íntima. En terapia de grupo, en especial en las primeras etapas, disminuir su sentimiento de singularidad constituye una poderosa fuente de consuelo. Después de escuchar a otros miembros revelar preocupaciones similares a las suyas, los pacientes informan sentirse más en contacto con el mundo, y describen este proceso como una experiencia de “ser bienvenidos a la raza humana”. Sencillamente este fenómeno se expresa en el cliché: “Todos nos encontramos en el mismo bote”, o quizá más cínicamente: “La desgracia ama la compañía”.

Ningún hecho o pensamiento humano es totalmente extraño a la experiencia de los otros. He oído a los miembros de un grupo de terapia, revelar actos, como el incesto, robo, fraude, asesinato, intentos de suicidio y fantasías, de una naturaleza aún más desesperada. Invariablemente he observado que otros miembros del grupo de terapia consideran que estos actos se encentran dentro del campo de sus posibilidades. Hace mucho tiempo Freud observó que los tabúes más comunes (el parricidio y el incesto) existían precisamente porque estos mismos impulsos formaban parte de la naturaleza más profunda del hombre.

A pesar de la complejidad de los problemas humanos, ciertos denominadores comunes son muy evidentes, y los miembros de un grupo de terapia pronto perciben sus similitudes. Este ejemplo es ilustrativo: durante muchos años les he pedido a los integrantes de los grupos T que se dediquen a una tarea “muy secreta”.  A los miembros del grupo les pido que escriban, anónimamente, en una hoja de papel su secreto: lo que se sienten menos inclinados a compartir con el grupo. Los secretos resultan ser asombrosamente similares y dominan dos temas principales. El secreto más común es la profunda convicción de una insuficiencia básica, un sentimiento de que si los otros realmente lo conocieran descubrirían su incapacidad. Lo sigue en frecuencia un profundo sentimiento de alienación interpersonal. Los individuos informan que en realidad no les importan ni quieren a las otras personas. La tercera categoría más frecuente es algún tipo de secreto sexual, a menudo un temor de tener inclinaciones homosexuales. Estas preocupaciones básicas, en los que no son pacientes, son cualitativamente las mismas que las de los individuos que buscan ayuda profesional, y que son catalogados como pacientes. Casi invariablemente los pacientes sienten una profunda preocupación por su sentimiento de ser valiosos y su sentimiento de relación interpersonal.

OFRECER INFORMACIÓN

Bajo este  título general incluyo la instrucción didáctica sobre la salud mental, sobre las enfermedades mentales y la psicodinámica general que dan los terapeutas; y también los consejos, las sugerencias o la orientación directa sobre los problemas vitales que ofrecen los terapeutas o los otros pacientes. Por lo general, cuando los terapeutas o los pacientes examinan en forma retrospectiva sus experiencias en la terapia de un grupo interaccional, no aprecian mucho este aspecto curativo. La mayoría de los pacientes al terminar con éxito una terapia de grupo interaccional, han aprendido mucho sobre el funcionamiento psíquico, el significado de los síntomas, la dinámica interpersonal y de grupo y sobre el proceso de la psicoterapia. Sin embargo, el proceso educativo es muy implícito; la mayoría de los terapeutas de grupo no ofrecen instrucciones didácticas explícitas en la terapia de grupo interaccional. Sin embargo, en algunos enfoques de esta terapia la instrucción formal es una parte importante del programa.

La instrucción didáctica se ha empleado en diversos tipos de terapia de grupo: para transmitir información, para estructurar al grupo, para explicar el proceso de la enfermedad. A menudo funciona como la fuerza vinculadora inicial del grupo de terapia hasta que empiezan a operar otros factores curativos. Sin embargo, la explicación y la aclaración en parte funcionan como agentes curativos eficaces por su propio derecho. El hombre siempre ha aborrecido la incertidumbre, y a través de los siglos ha anhelado ordenar su universo ofreciendo explicaciones, básicamente religiosas o científicas. Explicar un fenómeno es el primer paso para controlarlo. Si una erupción volcánica la causa un dios volcánico disgustado, hay métodos para agradar y eventualmente controlar al dios. Frieda Fromm-Reichman subrayó el papel de la incertidumbre en la producción de la angustia.

EL ALTRUISMO

En los grupos de terapia los pacientes también reciben dando, no sólo como parte de la secuencia recíproca de dar y recibir, sino también en el acto intrínseco de dar.  Los pacientes que empiezan la terapia de grupo están desmoralizados y poseen un profundo sentimiento de no tener nada de valor para ofrecerle a los demás. Desde hace mucho se han considerado un estorbo, y es una experiencia consoladora y que exalta el amor propio descubrir que pueden ser importantes para los otros.

      Desde luego, los pacientes se ayudan enormemente los unos a los otros, en el desarrollo del grupo terapéutico. Ofrecen apoyo, seguridad, sugerencias, ideas, y comparten problemas similares mutuos. Con frecuencia los pacientes escuchan y absorben las observaciones de los otros miembros del grupo de terapia con más facilidad que las del terapeuta. Para muchos, el terapeuta conserva su identidad de profesional pagado, pero pueden confiar en los otros miembros para obtener reacciones y retroalimentación espontáneas y sinceras. Cuando el paciente recuerda el curso de la terapia de grupo, invariablemente le atribuye a los otros miembros haber sido importantes para su mejoría; si no por haberle dado un apoyo y consejos deliberados, por lo menos por haber estado allí y haberle permitido al paciente conocer a sí mismo por medio de su relación mutua.

LA RECAPITULACIÓN CORRECTIVA DE LA EXPERIENCIA FAMILIAR

      Sin excepción, los pacientes entran a la terapia de grupo con la historia de una experiencia muy insatisfactoria de su primer y más importante grupo: el de la familia primaria. El grupo de terapia se parece a la familia en muchos aspectos, y en un deliberado esfuerzo por simular muy estrechamente la configuración de los padres. Dependiendo de su mundo supuesto (modelado en gran medida por sus primeras experiencias familiares) los miembros interactúan con los jefes  los miembros del grupo como antes interactuaron con sus padres y sus hermanos. Hay una infinita variedad de patrones: pueden depender desesperadamente de los jefes de grupo, a los que les atribuyen conocimientos y poderes irreales: pueden desafiar a los jefes a cada paso, porque consideran que obstruyen su desarrollo autónomo o que les arrebatan su individualidad; pueden intentar dividir a los coterapeutas y propiciar desacuerdos o rivalidades entre los dos; pueden competir con los otros miembros en un esfuerzo por acumular atención  y cuidado de los terapeutas; pueden buscar aliados entre los otros miembros en un esfuerzo por destruir a los terapeutas; pueden renunciar a sus propios intereses en un esfuerzo en apariencia desinteresado por apaciguar o ayudar a los otros miembros.

      Lo importante no es sólo que los primeros conflictos familiares sean recapitulados, sino que se revivan correctivamente. No debe permitirse que las relaciones que inhiben el desarrollo se “congelen” como el sistema rígido e impenetrable que caracteriza la estructura de muchas familias. En vez de esto, los estereotipos de la conducta deben desafiarse continuamente en la terapia de grupo, y deben alentarse las reglas básicas de la prueba de la realidad, el análisis de las relaciones, y ensayar nuevas conductas. Para muchos pacientes, pues, resolver un problema con los terapeutas y con otros miembros del grupo también significa resolver asuntos que han estado pendientes desde hace mucho.

DESARROLLO DE LAS TÉCNICAS DE SOCIALIZACIÓN

En la terapia de grupo, con reglas básicas que alientan la retroalimentación franca, los pacientes pueden obtener mucha información sobre su conducta social inadecuada. Por ejemplo, pueden enterarse de su tendencia desconcertante a evitar mirar a la persona con la que conversan, o pueden enterarse de la impresión que causa en los otros su actitud orgullosa y despótica, o de otros hábitos sociales que, desconocidos para ellos, han minado sus relaciones sociales. Para los que carecen de relaciones íntimas, el grupo de terapia a menudo representa la primera oportunidad que tienen de recibir retroalimentación interpersonal exacta. Por ejemplo, un paciente que con obsesión introducía detalles infinitos, minuciosos e irrelevantes en su conversación social, comprendió esto por primera vez en el grupo de terapia. Durante muchos años sólo había advertido que los demás lo evitaban o bien suspendían sus contactos sociales con él. Obviamente, la terapia de grupo implica mucho más que un sencillo reconocimiento y una alteración deliberada de la conducta social; pero estos logros no sólo son beneficios marginales; a menudo son muy instrumentales en la fase inicial del cambio terapéutico.

      Con frecuencia se advierte que los miembros antiguos del grupo de terapia adquieren prácticas sociales muy complejas. Aprenden a vivir en armonía en el proceso, aprenden cómo ser útiles para los otros, adquieren métodos para resolver conflictos, se sienten menos inclinados a juzgar a los demás y pueden sentir y expresar una empatía completa. Desde luego, estas capacidades los ayudan en sus futuras interacciones sociales.

UTILIZACIÓN DE OTROS COMO MODELO

En la psicoterapia los pacientes pueden sentarse, caminar, hablar y hasta pensar como sus terapeutas. En la terapia de grupo el proceso imitativo es más difuso, ya que los pacientes pueden modelarse con algunos aspectos de otros miembros del grupo y también con los del terapeuta. Lo importante de la conducta de imitación en el proceso terapéutico es difícil de medir, pero la investigación psicológica reciente sugiere que quizá hemos subestimado su importancia. Bandura, quien desde hace mucho declaró que el aprendizaje social no puede explicarse adecuadamente como un refuerzo directo, ha demostrado de un modo experimental que la imitación es una fuerza terapéutica eficaz en la terapia de grupo. Por ejemplo, he tratado con éxito a una gran cantidad de individuos con fobia a las culebras, pidiéndoles que observen como su terapeuta maneja una culebra. En la terapia de grupo no es muy raro que un paciente se beneficie observando la terapia de otro paciente que tiene una constelación de problemas similares, fenómeno que por lo general se llama terapia “vicaria” o “de espectador”. Aunque la conducta imitativa específica dure poco, puede funcionar para ayudar a “descongelarse” al individuo experimentando nuevas conductas. De hecho, no es muy raro que los pacientes en la terapia representen, por decirlo así, partes de la conducta de otra gente, y después la abandonen por ser algo que no les gusta. Este proceso puede tener un efecto terapéutico sólido; descubrir qué no somos es un proceso que sirve para descubrir qué somos.

APRENDIZAJE INTERPERSONAL

La terapia es ampliamente interpersonal en sus metas y en sus medio. Los pacientes de la terapia de grupo, entre el tercer y sexto mes de ésta, a menudo cambian sus metas terapéuticas. Su meta inicial, el alivio del sufrimiento, se modifica, y posteriormente se ve remplazada por nuevas metas, por lo general de naturaleza interpersonal. Así las metas de esperar alivio de la angustia o la depresión cambian a desear aprender a comunicarse con los otros, a confiar más y a ser más sinceros con los otros, a aprender a amar. Una de las primeras tareas del terapeuta es propiciar este cambio de los síntomas y volverlos proyectos interpersonales.

La afirmación de Sullivan del proceso y de las metas generales de la terapia está claramente de acuerdo con los fines de la terapia de grupo interaccional. Sin embargo, enfatizar que el paciente comprenda el pasado, en el desarrollo genético de las situaciones interpersonales inadecuadas, puede ser menos crítico en la terapia de grupo que en el ambiente individual en el que trabajaba Sullivan.

La gente necesita a la gente para la supervivencia inicial y la posterior, para la socialización, para buscar la satisfacción. Nadie trasciende su necesidad de contacto humano, ni el moribundo ni el paria ni el poderoso.

LA EXPERIENCIA EMOCIONAL CORRECTIVA:

El ambiente del grupo ofrece más oportunidades para generar experiencias emocionales correctivas; en el ambiente individual la experiencia emocional correctiva, aunque valiosa, difícilmente se produce debido al aislamiento y a la irrealidad de la relación entre el paciente y el terapeuta. De hecho, Alexander sugiere que el analista quizá debe ser un actor y desempeñar un papel para crear el ambiente emocional deseado. Frank y Ascher describieron dos experiencias emocionales correctivas en la terapia de grupo que alteraron significativamente el curso de la terapia de los pacientes que participaban. En cada una de estas experiencias la aparición del incidente crítico la propiciaron tres procesos terapéuticos: el apoyo, el estímulo del afecto y la prueba de la realidad. Los pacientes deben tener bastante apoyo del grupo para que deseen expresarse sinceramente y para que después analicen el incidente. El grupo de terapia ofrece considerable estímulo para activar las actitudes nocivas: la competencia con el médico, las luchas por el status, las diferencias de los antecedentes y los puntos de vista de pacientes, las reacciones de la transferencia ante los otros miembros del grupo, etc. Además, el grupo, debido a las reglas básicas de la sinceridad de expresión, ofrece una amplia oportunidad para la validación consensual.

En un estudio reciente sobre veinte pacientes que tuvieron éxito en la terapia de grupo, le pregunté a cada uno si podía recordar algún incidente en la terapia que le hubiera parecido crítico, o que lo considerara el más útil en la terapia. Un incidente crítico no es sinónimo de “factor curativo”, pero evidentemente los dos están relacionados, y puede aprenderse mucho examinando los sucesos importantes. De los veinte pacientes, sólo dos no pudieron recordar un incidente crítico; los otros 18 recordaban un total de 29 de estos incidentes. Casi invariablemente en el incidente había participado otro miembro del grupo, rara vez el terapeuta, y estaba muy cargado de emoción.

El tipo más común de incidente informado, y también los dos descritos por Frank y Ascher, incluían la repentina expresión de fuertes sentimientos de ira u odio del paciente hacia otro miembro. En cada caso se había mantenido la comunicación, la tormenta había disminuido y el paciente había tenido un sentimiento de liberación de sus restricciones internas y un aumento de su capacidad de analizar más profundamente sus relaciones interpersonales.

El segundo tipo más común de incidente crítico también incluye un afecto vigoroso, pero en estos casos, un afecto positivo. Por ejemplo, un paciente corrió a consolar a un paciente angustiado que había abandonado la habitación del grupo; más tarde dijo que se había sentido profundamente afectado porque había podido cuidar y ayudar a otra persona. De manera similar otros afirmaron que habían descubierto que estaban vivos o que se sentían en “contacto” consigo mismos.

Esta tercera categoría más común de incidente crítico era muy similar a la segunda. Los pacientes recordaban un incidente, que por lo general incluía el descubrimiento de sí mismos, que los impulsaba a participar más en el grupo. Por ejemplo, un paciente antes retraído, que había faltado a un par de reuniones, le reveló al grupo que deseaba desesperadamente oírlos decir que lo habían echado de menos durante su ausencia. Otros también de una manera o de otra francamente le pidieron ayuda al grupo.

La terapia de grupo es una experiencia emocional y correctiva.  Debemos sentir algo vigorosamente, pero también debemos,  por medio de nuestra facultad de razonar, comprender las implicaciones de esa experiencia emocional.

LA COHESIÓN DEL GRUPO

Ser aceptado por los otros pone en duda la creencia del paciente de que es básicamente repugnante, inaceptable o despreciable. Siempre que un individuo cumpla las normas del grupo de terapia, éste lo aceptará sin importar su pasado, sus transgresiones o fracasos en el universo social.

Ser miembro del grupo, ser aceptado y aprobado tiene máxima importancia en el desarrollo del individuo. La importancia de pertenecer a una pandilla infantil, a una camarilla de adolescentes, a una fraternidad, a un grupo social adecuado difícilmente puede subestimarse. Parece no haber nada más importante para el adolescente, por ejemplo, que pertenecer  a un grupo social y ser aceptado por éste, y nada es más devastador que ser excluido.

El resultado positivo del paciente se relación con la atracción que siente el individuo hacia el grupo y también con su popularidad en el mismo, una variable que se relaciona con el apoyo y la aceptación del grupo. Los grupos de terapia altamente cohesivos obtienen resultados totales más elevados.

La aceptación mutua de los miembros del grupo de terapia, aunque crítica en el proceso terapéutico del mismo, puede lograrse de un modo muy lento. La aceptación por parte de los otros y la aceptación de sí mismo son mutuamente dependientes; no sólo la propia aceptación depende básicamente de que nos acepten los demás, sino que la aceptación que nos brindan los otros sólo es totalmente posible después de que el individuo puede aceptarse. Los miembros del grupo de terapia pueden sentir un gran desprecio por sí mismo y un profundo desdén por los otros.

LA CATARSIS

“Poder decir lo que me molesta” o “saber cómo expresar mis sentimientos” contiene un sentimiento de liberación, de adquirir habilidades para el futuro. “Expresar sentimientos hacia otro miembro” indica el papel de la catarsis en el proceso interpersonal activo.

La fuerte expresión de la emoción fomenta el desarrollo de la cohesión; los miembros que expresan fuertes sentimientos mutuos analizan sinceramente estos sentimientos desarrollarán vínculos mutuos y estrechos.

La expresión franca del afecto sin duda es vital para el proceso terapéutico del grupo; si no existe esto, un grupo degenera en un ejercicio académico estéril. Sin embargo, esto sólo firma parte de un proceso y debe completarse con otros factores.

La intensidad de la expresión emocional es muy relativa y no debe apreciarse desde la perspectiva del jefe, sino desde la perspectiva del mundo de las experiencias de cada miembro. Una expresión emocional aparentemente vacía puede, para un individuo muy reprimido, representar un suceso de considerable intensidad.

LOS FACTORES EXISTENCIALES

  1. Reconocer que la vida a veces es injusta.
  2. Reconocer que en última instancia nadie puede librarse de las penas de la vida ni de la muerte.
  3. Reconocer que no importa qué tan íntimamente esté relacionado con otra gente, aún tengo que vivir solo mi vida.
  4. Enfrentar los problemas básicos de mi vida y de la muerte; y así vivir mi vida más sinceramente y estar menos atrapado por las trivialidades.
  5. Saber que debo hacerme responsable en última instancia de la manera como vivo mi vida, sin importa cuánta orientación y apoyo obtenga de los otros.

Comentarios:

Cristóbal Carpio González

«QUERIDO DOCTOR GOYO: HE IDO DURANTE 3 AÑOS A LA TERAPIA DE GRUPO DE LA UNIDAD DE SALUD MENTAL DE SANTA FE, Y EN MI EXPERIENCIA, ES CIERTO QUE ÉSTA, ES , A VECES MÁS OPERATIVA Y EFICAZ QUE LA TERAPIA INDIVIDUAL.

PORQUE, UNO AL PRINCIPIO DE LA TERAPIA ESTÁ CORTADO O INHIBIDO PERO DESPUÉS CUANDO LLEVA UNOS MESES, Y HAY UN MODERADOR Y TODOS LOS PACIENTES PARTICIPAN , ESO SÍ PRODUCE UNA CATARSIS O UN CAMBIO INTERIOR, PORQUE TE DAS CUENTA DE TÚ NO ERES EL ÚNICO QUE TIENES PROBLEMAS EMOCIONALES O DE SALUD MENTAL, SEGÚN COMO LOS DENOMINEMOS.

ES CIERTO QUE LA CONFIANZA ES IMPORTANTE PARA EL MANTENIMIENTO DE LA TERAPIA PERO CREO QUE EL ELEMENTO MÁS IMPORTANTE PARA SUSCITAR CAMBIOS EN UNA PERSONA CON RESISTENCIAS A ELLOS, YO MISMO, POR EJEMPLO. ES LA MOTIVACIÓN, Y TAMBIÉN LA ACTIVACIÓN, ES DECIR, PONERSE A REALIZAR CUALQUIER TAREA. ASIMISMO LOS GAM, GRUPOS DE AYUDA MUTUA, SON COMO PEQUEÑAS TERAPIAS DE GRUPO.

ES CIERTO, COMO DICES, QUERIDO DOCTOR GOYO, QUE LA FAMILIA TIENE UNA INFLUENCIA IMPORTANTE EN LA VIDA POSTERIOR DE LA PERSONA, CUANDO UNA DEJA DE SER UN NIÑO, Y YA ENTRA EN LA PUBERTAD, LA ADOLESCENCIA, ETCÉTERA. PORQUE CUANDO RECIBES UNA EDUCACIÓN AUTORITARIA Y ADEMÁS TUS PADRES HAN SIDO TÍMIDOS, EN ALGUNOS CASOS SE PRODUCE UNA SOCIALIZACIÓN DEFICITARIA O INSUFICIENTE.

AQUÍ TERMINO MI COMENTARIO A ESE TEXTO TAN OPORTUNO Y CERTERO SOBRE LA IMPORTANCIA DE LA TERAPIA DE GRUPO, COMO FACTOR DE CURACIÓN O MEJOR DICHO DE RECUPERACIÓN DEL ENFERMO. UN SALUDO AFECTUOSO DESDE GRANADA.» 19 de octubre de 2016. 17:50 h.

Marivi

«Tema interesante y atractivo.Quizás un día pruebe esta terapia de grupo.He oído hablar de Goyo Armañanzas.Gracias.» 19 de octubre de 2016. 22:06 h.

Cristóbal Carpio González

«CONSIDERO QUE EL TEXTO ELEGIDO POR EL DOCTOR GOYO ACERCA DE LAS TERAPIAS DE GRUPO ES MUY OPORTUNO, PORQUE ANALIZA CON RIGOR Y DE MANERA EXTENSA TODO LO QUE UNA TERAPIA DE GRUPO PUEDE CONSEGUIR CON UNA PERSONA CON PROBLEMAS EMOCIONALES O DE SALUD MENTAL, COMO QUERAMOS O ELIJAMOS DECIRLO.

HE IDO DURANTE 3 AÑOS A UNA TERAPIA DE GRUPO EN SANTA FE, UN PUEBLO MUY CERCANO A GRANADA, Y PUEDE AFIRMA DE UNA MANERA SINCERA QUE , A VECES, HE NOTADO MAYOR MEJORÍA EN LAS TERAPIAS DE GRUPO QUE EN LAS INDIVIDUALES, PORQUE CUANDO LLEVAS UNOS MESES SIENDO PARTÍCIPE DEL GRUPO, TE VAS SINTIENDO CÓMODO, Y TE DAS CUENTA DE QUE NO ERES UN BICHO RARO, Y DE QUE HAY OTRAS PERSONAS, TAN DIGNAS COMO TÚ, QUE SUFREN INCLUSO MÁS QUE TÚ Y ESE TRATO ENTRE LOS MIEMBROS DEL GRUPO FACILITA LA ENCUENTRO Y LA EMPATÍA, DE LA QUE ESCRIBIÓ UN ENSAYO MUY INTERESANTE LA FILÓSOFA JUDÍA EDITH STEIN, QUE ES SABERSE PONER EN EL LUGAR DE LA OTRA PERSONA. CREO QUE PARA MEJORAR EN UNA TERAPIA DE GRUPO EL FACTOR FUNDAMENTAL ES LA MOTIVACIÓN O EL TENER GANAS DE ENCONTRARSE MEJOR Y DE LUCHAR POR ELLO. TAMBIÉN EL DOCTOR GOYO HABLA DE LA FAMILIA O DE LO QUE SE DIRÍA EL TROQUELADO O LA EDUCACIÓN QUE SE RECIBE EN LA FAMILIA, PORQUE SI HAS TENIDO UNOS PADRES AUTORITARIOS Y TÍMIDOS, SERÁS TÍMIDO, COMO ES MI CASO.

MI ÚLTIMA CONSIDERACIÓN ES QUE LA TERAPIA DE GRUPO ES UN LUGAR DE ENCUENTRO ENTRE LOS PACIENTES Y UN ESPACIO PARA QUE ÉSTOS PUEDAN LIBERARSE DE TODAS LAS CORAZAS O DE LAS RESISTENCIAS DEL INCONSCIENTE QUE LES OPRIMEN.

DOCTOR GOYO. EL TEXTO QUE USTED NOS HA OFRECIDO, FRUTO DE LA LABOR DE VARIOS PSICOTERAPEUTAS Y PSIQUIATRAS HA SIDO MUY INTERESANTES PORQUE VA A LA RAÍZ DE LO QUE DEBE SER UNA TERAPIA DE GRUPO CON UN SENTIDO BENEFICIOSO Y DE HIGIENE MENTAL Y DE APERTURA PERSONAL O ÍNTIMA Y SOCIAL. TAMBIÉN HE IDO A GRANABIP, EN GRANADA, UNA ASOCIACIÓN PARA PERSONA CON TRASTORNO BIPOLAR, Y ALGUNOS GRUPOS DE AYUDA MUTUA HAN SIDO REPARADORES.» 20 de octubre de 2016. 17:58 h.

Goyo

«Gracias. Es un texto de Irvin Yalom, escrito en principio para profesionales. Tal vez en una época en la que se marcaban mas las diferencias entre profesionales y usuarios. Me he dado cuenta de la importancia de que este texto pueda ser leído por usuarios que pueden beneficiarse de una foma de ayuda, de la que casi todo el mundo se y nos podemos beneficiar.» 21 de octubre de 2016. 08:47 h.

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